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Canción: Gracias a la vida

Hace unos meses falleció una buena amiga mía en Los Ángeles. Vivió una vida plena entre Alemania, España y EEUU. Se nos fue a los 93 años lúcida, querida y arropada por su familia. Su hija me comentó hace poco que en los últimos días de su vida le ponía canciones que había escuchado numerosas veces y entre ellas estaba la canción de la que os quiero hablar hoy: Gracias a la vida. Seguro que mi amiga se sintió agradecida por una vida en la que consiguió salvarse de los horrores del Nazismo en Alemania y del Franquismo en España; una vida que le dio un bondadoso compañero, unos hijos inteligentes y creativos y un montón de nietos a los que adoraba.


La primera vez que escuché esta canción, le daba voz la maravillosa tucumana Mercedes Sosa. No fue hasta muchos años después que conocí la historia detrás de esta canción compuesta y grabada originalmente por la cantautora chilena Violeta Parra para su álbum Las últimas composiciones de 1966. En su última entrevista en vida en un programa de Radio Magallanes, Violeta Parra admitió el orgullo que sentía por esta canción suya: “Creo que las canciones más lindas, las más maduras… Perdónenme que diga canciones lindas habiéndolas hecho yo, pero qué quieren ustedes: yo soy huasa y digo las cosas sencillamente, como las siento.”



Esas fueron sus palabras solo tres meses antes de quitarse la vida el 5 de febrero de 1967 a los 49 años. Parra se pegó un tiro mortal en la sien derecha. Eligió como escenario suicida —anunciado en sus últimas canciones— la Carpa de La Reina, el centro cultural que había montado en 1965 en un barrio del oriente de Santiago de Chile con la intención de convertirlo en una “universidad del folclor”.


Como muchos, me pregunté cómo pudo escribir este canto a la vida cuando ya le rondaba la muerte, cuando ya se había intentado despedir de ella varias veces fallidamente. Cómo comprender esta bellísima canción si no como una despedida en la que agradece todo lo que la vida le llegó a dar: el don para distinguir el bien del mal, el poder de la voz, la capacidad de mirar con el corazón, de llorar y reír y, de alguna manera, de comprender y vivir el dolor de otros.


Aquí os dejo la letra de esta bella canción y espero que os trasmita la emoción de un mensaje de esperanza y amor, de profunda gratitud hacia nuestra propia existencia.


Gracias a la vida, que me ha dado tanto Me dio dos luceros, que cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo, su fondo estrellado, y en las multitudes, el hombre que yo amo.


Gracias a la vida que me ha dado tanto Me ha dado el oído que en todo su ancho Graba noche y día grillos y canarios Martillos, turbinas, ladridos, chubascos Y la voz tan tierna de mi bien amado


Gracias a la vida que me ha dado tanto Me ha dado el sonido y el abecedario Con él, las palabras que pienso y declaro Madre, amigo, hermano y luz alumbrando La ruta del alma del que estoy amando


Gracias a la vida que me ha dado tanto Me ha dado la marcha de mis pies cansados Con ellos anduve ciudades y charcos Playas y desiertos, montañas y llanos Y la casa tuya, tu calle y tu patio


Gracias a la vida que me ha dado tanto Me dio el corazón que agita su marco


Cuando miro el fruto del cerebro humano Cuando miro el bueno tan lejos del malo Cuando miro el fondo de tus ojos claros


Gracias a la vida que me ha dado tanto Me ha dado la risa y me ha dado el llanto Así yo distingo dicha de quebranto Los dos materiales que forman mi canto Y el canto de ustedes que es el mismo canto Y el canto de todos que es mi propio canto


Gracias a la vida, gracias a la vida


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