El "Salto del Colacho" es una tradición que se celebra cada mes de junio en Castrillo de Murcia, un pequeño pueblo de la provincia de Burgos. Se celebra siempre el domingo después de la festividad de Corpus Christi. La fiesta, que data de 1621, combina elementos cristianos y paganos y celebra la victoria del bien sobre el mal. Sus orígenes no están del todo claros, pero algunos historiadores creen que podría haber comenzado como ritual de la fertilidad.
El evento gira en torno a un espectáculo curioso y espectacular, probablemente no apto para padres aprensivos. Todo empieza con una procesión, tras la cual un cura bendice a los niños nacidos durante el año anterior. Los pequeños se colocan sobre almohadas y colchones dispuestos delante de pequeños altares adornados con flores.
En ese momento el Colacho adquiere todo el protagonismo: un hombre, vestido de rojo y amarillo, representando al diablo con la cara tapada con máscaras de los mismos colores corre por las calles del pueblo, golpeando a los asistentes con una cola de caballo atada a una vara, mientras que el público lo ataca con sus burlas e insultos. Cuando los tambores anuncian la llegada del atabalero vestido de negro y con él aparecen los hombres devotos para expulsar al mal, da comienzo el salto del Colacho.
Una vez que llega a la zona donde se colocan los colchones y los niños, el Colacho salta sobre ellos para disipar los malos espíritus y brindar protección y salud a los bebés. Al final de la ceremonia, los niños son rociados con pétalos flores antes de regresar a los brazos de sus padres. Después, la fiesta comienza con bailes y vino.
En 1978 esta celebración fue declarada Fiesta de Interés Turístico, la primera en la provincia de Burgos en obtener dicha distinción.
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