Esta popular expresión significa ‘gastar más de lo necesario o por encima de nuestras posibilidades, derrochar’.
Origen:
La frase proviene del siglo XVIII cuando fue instaurada la Lotería Nacional (1763) por orden del rey Carlos III. Aunque el pueblo ya estaba acostumbrado a otra clase de juegos y loterías de carácter privado, la suculenta cuantía de los premios, unida al hecho de que era el Estado el que pagaba, hizo que la gente se fuera animando a jugar, confiados en el cobro seguro de los boletos premiados.
En aquella época las personas premiadas tenían la costumbre de tirar por la ventana muebles viejos y otros enseres de casa que ya no querían para empezar una nueva vida con riqueza.
Ejemplo:
Este año no vamos de viaje por Navidad porque este verano tiramos la casa por la ventana con nuestro viaje por toda Asia y ahora nos toca ahorrar.
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