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Palabra de la semana: Cráter

Los griegos solían mezclar el vino con agua antes de beberlo, tal vez para aminorar los efectos del alcohol. Lo hacían en lo que hoy llamaríamos un ánfora, que los helenos denominaban κρατήρ (krater) y los latinos más tarde denominaron crātēr; que también dio lugar al portugués cratera, usado desde el siglo XIV. La palabra provenía del verbo κεράννυμι (keránnumi) ‘mezclar’, derivada del sánscrito srayati, que a su vez se había formado a partir de la raíz prehistórica kere-‘mezclar’, ‘cocinar’.


En el diccionario de la Academia, adonde cráter demoró algunos siglos en llegar, se registra a partir de 1832, definido como una ‘boca en forma de embudo por la cual respiran los volcanes, arrojando humo, lava y otras materias’. En realidad, muchos cráteres se han formado por el impacto de meteoritos sobre la Tierra. Tal vez el más impresionante sea el de Chicxulub, en el estado mexicano de Yucatán, de unos 150 km de diámetro, que habría caído hace más de sesenta millones de años, causando la extinción de los dinosaurios.




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